jueves, 7 de mayo de 2015

La confesión de Pedro

 
Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, pregunto a sus discípulos, diciendo: ¿Quiénes dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo revelo carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro y sobre esta roca edificare mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.  (Mateo16:13-19 )
En esta porción de las escrituras, se nos narra una ocasión en que Jesús, estando con sus discípulos, les hace una pregunta, ¿Quién dicen ustedes que soy yo? – les pregunta Jesús. Inmediatamente, Pedro, se levanta y dice con toda seguridad: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente…

Si retrocedemos unos capítulos veremos que Simón Pedro ya había tenido algunas experiencias con Jesús, ya había caminado sobre las aguas (Mateo 14:22-32), en otra ocasión, después de haber pasado toda la noche tratando de pescar y no haber obtenido nada, Jesús le dijo que volviera a altamar y lanzara la red nuevamente, y dice la biblia que encerraron gran multitud de peces, que la red se rompía y tuvieron que llamar a mas compañeros que le ayudaran a sacarlos (Lucas 5:1-10). Por tanto, Simón Pedro entendía que estas obras solo podían venir de parte de Dios. En su corazón, él sabía que Dios estaba obrando a través de Jesús. Por eso Jesús mismo le responde: Bienaventurado eres, porque no te lo revelo carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.

De la misma manera en que nosotros sentimos cuando Dios está obrando en medio de una situación, una dificultad, un problema, cuando sentimos su presencia. No necesitamos que alguien venga y nos diga que es Dios, porque nosotros mismos lo sentimos, lo sabemos, algo dentro de nosotros, en nuestro corazón nos lo hace saber…es Dios mismo revelándonos, es Dios mismo manifestándose y haciéndonos entender.

Pero no todo termina ahí, Jesús continúa diciéndole a Simón… – Tu eres Pedro, y sobre esta roca edificare mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. Valla promesa.

Para todos los que aman a Dios, hay promesas (1 Corintios 2:9), porque Dios es galardonador de los que le buscan….al ver todas estas cosas uno se pregunta – ¿qué estoy esperando para seguir a Dios? Puesto que son muchos los beneficios, empezando por la salvación, y luego le siguen un sinnúmero de bendiciones, aparte la confianza y la seguridad que da el saber que el Creador del Universo camina conmigo.

Muchos cristianos en la actualidad llegan a la iglesia en busca de estas cosas, muchos se bautizan e intentan llevar una vida conforme a las enseñanzas de Dios. En aquellos días, muchos seguían a Jesús, pero solo 12 eran llamados discípulos…pero aun dentro de esos 12 había otro grupo más selecto, los discípulos que permanecían cerca de Jesús todo el tiempo, Jacobo, Juan (el discípulo amado) y nuestro amigo Simón…llamado Pedro. Solo ellos presenciaron la transfiguración de Jesús en un monte alto, y presenciaron el encuentro de Jesús con Moisés y Elías, y como si fuera poco, luego una nube resplandeciente los cubrió y escucharon la voz de Dios (Mateo 17:1-9)

¿Cuántos de nosotros conformamos ese círculo íntimo con Jesús? ¿Cuantos estamos siempre ahí, a sus pies? ¿Cuántos estamos buscando su rostro en oración todos los días, sin cesar? ¿No debería ser esa la meta de todo cristiano? No se trata de arrodillarnos todos los días con una lista inmensa de peticiones a Dios, sino de buscar su presencia, de llenarnos de su conocimiento, de conocerle más y más, de no conformarnos con lo que ya sabemos, se trata de sumergirnos más y más en su presencia, Dios no pondrá limites en tu relación con El, el limite lo pones tú. Dios conoce todas nuestras necesidades, mucho antes de que nosotros se las manifestemos. “Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:32-33). 

Dios está buscando verdaderos adoradores, adoradores en espíritu y en verdad (Juan 4:23-24). ¿Eres tú un verdadero adorador?…

Sé que muchos hemos tenido ese deseo en algún momento, de que Dios sea nuestro todo, entregarnos por completo, caminar de la mano del Dios Todopoderoso…a no conformarnos con lo que nos cuentan o lo que leemos en la biblia, queremos tener nuestra propia experiencia con Dios, recostarnos en su pecho, escuchar sus latidos, sentir su aroma, que nuestros momentos a solas con Dios sean los momentos más increíbles y podamos estar horas enteras en su presencia… ¿cierto que si?
¿Cuántos lo han conseguido? En mi experiencia personal, lo he intentado muchas veces y no logro obtener el resultado que deseo, tal vez en la primera semana comienzo a ver cambios, todo parece ir marchando como lo esperaba, comienzo a tener momentos muy agradables con Dios, momentos en los que me siento muy cerca de Él (o a El muy cerca de mi….), todo parece ir perfecto…pero de repente… todo desaparece… Desaparecen mis ganas de orar, y si lo hago es una oración sencilla de agradecimiento y finalizo con un buenas noches y a la cama…Desaparece mi entusiasmo, mi sueño de querer alcanzar esa cercanía con Dios pasa a un segundo plano, en muchas ocasiones hasta le fallo a Dios… sin darme cuenta termino haciéndolo a un lado y me pregunto: ¿en qué momento pasó todo esto?, el desánimo, las distracciones, las ocupaciones, algo llega de repente y todo vuelve a como era en un principio…oh! Y como cuesta volver a empezar!

He pasado por lo mismo muchas veces… hace poco lo intente y obtuve el mismo resultado de siempre y pensaba: ¿qué estoy haciendo mal? Lo intento y lo intento y sigue ocurriendo lo mismo…por más que me lo proponga no obtengo resultados, llegue a pensar que simplemente debía conformarme con lo que ya tenía, que ya no había lugar para algo más, la verdad me sentí muy decepcionado… de la vida, de mí mismo, no le veía sentido a nada, entonces recordé que a nuestro amigo Simón Pedro, no todo le salió de maravilla, también tuvo sus momentos difíciles…

A pesar de caminar con Jesús y estar muy cerca de Él, había momentos en los cuales….Simón se dejaba llevar por las circunstancias, como cuando intentó convencer a Jesús de no ir a Jerusalén, y Jesús tuvo que reprenderle (Mateo 16:21-23), o cuando saco su espada y cortó la oreja de Malco, siervo del sumo sacerdote (Juan 18:3-11) y no nos olvidemos de las 3 negaciones antes de que cantara el gallo (Lucas 22:54-62), en estos tiempos seguro escucháramos la voz de alguien decir: – “…y eso que es cristiano…” en muchas ocasiones nosotros mismos nos hacemos de esa frase para señalarnos a nosotros mismos y por eso terminamos más desilusionados y más desanimados.

¿Cómo Pedro, que camino por las aguas, camino al lado de Jesús, que vivió en persona todas las señales y milagros que Jesús hizo, que reconocía que era Dios mismo obrando en la persona de Jesús, podía haber negado a Jesús en ese momento tan difícil? Creo que Pedro nos regresaría la pregunta de la siguiente forma: ¿Cómo tu sabiendo que ese mismo Jesús sigue obrando hoy, que te promete que estará a tu lado todos los días, que te será escudo y fortaleza, que es rey y señor del universo, que ha pagado tu deuda con la muerte…aun tu insistes en seguir siendo el mismo, en conformarte con la vida que llevas y de la manera en que la llevas, bien seas creyente o no?

Por lo tanto, quiero pensar que nuestra situación no es muy distinta a la de nuestro amigo Simón, supongo que él también se hacia las mismas preguntas que nosotros nos hacemos cuando sentimos (o sabemos) que le fallamos a Dios, cuando lo hacemos a un lado por cualquier motivo (distracción, pereza, desanimo, rabia, ocio, etc.). Supongo que Pedro asumió la misma actitud de muchos de nosotros, hacernos a un lado, lamentarnos, y esperar a ver qué pasa…con el sentir en el corazón de…”en algún momento retomar el camino y volverlo a intentar…” pero dando por cierto que será algo “difícil” de alcanzar…

Me llama la atención un versículo en el libro de Marcos, en donde pareciese que se excluye a Pedro de entre los hermanos (Marcos 16:7), ocurre luego de la resurrección de Jesús, en donde un joven aparece cerca de la tumba donde había sido sepultado Jesús, y le dice a María magdalena, a María la madre de Jacobo y a Salome, que Jesús ya había resucitado y que fueran y avisaran a los discípulos y a Pedro… como si no lo contaran como uno de los discípulos, o como si Pedro no estuviese con ellos y por eso hacen énfasis en que también lo busquen y le cuenten la noticia… (es mi opinión personal…) supongo, que después de haber negado a su maestro…se sentía fatal, tal vez quería estar solo, pensó que no tendría perdón luego de haber actuado de esa manera… esto quiero pensar yo…

Sin embargo, dice la biblia que luego de eso, Jesús se les apareció a todos los discípulos, incluyendo a Pedro… pero sentí que la vida de Pedro no era la misma…que aún había algo inconcluso, que Pedro aun guardaba dolor por aquel suceso… ya sabía que Jesús había resucitado que sus promesas eran ciertas…pero aún tenía esa “espina” clavada en el corazón… no había tenido la oportunidad de remediar ese asunto con Jesús…por eso Jesús un día se les aparece junto al mar de Tiberias mientras él (Simón Pedro), Tomas, Nathanael, los hijos de Zebedeo y otros discípulos habían decidido ir a pescar y pasaron toda la noche tratando de pescar y no consiguieron nada, así que venida la mañana, Jesús se puso en pie en la rivera, pero los discípulos no sabían que era Jesús, así que Jesús les pide algo de comer y ellos le responden que no tienen nada, no pescaron anda en toda la noche, por lo cual Jesús les dice que echen la red nuevamente pero a la derecha de la nave y al hacerlo, dice la biblia, que no podían sacarla de ninguna manera por la gran cantidad de peces que habían atrapado, y Juan (el discípulo amado) le dice a Pedro: es el Maestro! Y Pedro al escucharlo se cambió y se lanzó al agua y corrió a Jesús, cuando llegaron a la orilla, ya el Señor tenía unas ascuas puestas con un pez encima de ellas y pan y Jesús les invita a traer de los peces que acaban de pescar (153 peces en ese momento después de haber pasado toda la noche sin pescar ni uno solo), y Jesús los invita a comer. Ninguno se atrevía a preguntarle quien era….todos sabían que era Jesús, era la tercera vez que Jesús se les aparecía después de haber resucitado…sin embargo fue hasta esta tercera vez en que Jesús toco aquel asunto con Pedro…

Jesús sabia como se estaba sintiendo Pedro, las luchas que estaba teniendo consigo mismo a causa de aquel suceso…al igual que nosotros…Jesús conoce nuestras luchas internas, esas que nos impiden tener esa comunión perfecta con Él, esa indecisión, esa desilusión, esa “espinita” que nos impide buscarle con toda el alma y con todo el corazón, que no nos deja entregarnos por completo a Dios, así que Jesús toma a Pedro y le hace una pregunta…., esa misma pregunta Dios te la hace a ti y a mi hoy….


”… ¿Me amas más que estos…?”

Jesús quería hacer entender a Pedro que no había ningún resentimiento, por parte de Él, a causa de aquel suceso. Pedro le negó 3 veces, por tanto Jesús le hizo la misma pregunta 3 veces…no sé cuántas veces te deba hacer la pregunta a ti, tal vez menos, tal vez más…Dios está más interesado en saber si aún le amas y qué tanto le amas… ¿le amas tanto que a pesar de los errores del pasado, estarías dispuesto a levantarte y luchar por el nuevamente? ¿Le amas tanto que sin importar que tan difícil sea, lo intentaras con más firmeza y decisión? ¿Le amas tanto que sin importar cuantas veces falles, no desistirás?

Dios quiere que entiendas, que al igual que Pedro, Él te escogió desde un principio, que tú siempre estuviste en sus planes, Él siempre supo que fallarías, que cometerías errores, que harías promesas y votos que no podrías cumplir, sabía que eras débil en esas áreas de tu vida, sabia de tu temperamento, Él siempre supo todo lo que pasaría, y aun así, te escogió a ti… por eso se lo manifestó a Pedro antes de que sucediese, que lo negaría 3 veces antes de que cantase el gallo.

El no ve lo que eres hoy, sino en lo que te convertirás… “Él llama a las cosas que no son, como si fuesen…”

El secreto está en que Él nos amó primero, cuando entendamos que su amor nos hace libres comenzaremos a amarle con libertad, y ese amor nos llevara a buscarle como se debe, ayudara a quitar del camino a todo eso que nos estorba, nos llevara a adorarle en espíritu y en verdad.


“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en si castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado el amor. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.”
1 Juan 4:18-19

La Obra que Dios ha empezado en ti, El la va a terminar…

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